Sur VOGUE Espagne… El Jardin De Los Sentidos…
29 déc 2010
Catégorie : Actu Pourcel étranger, Presse & Médias
Un beau papier sur le blog de Vogue Espagne du journaliste Abraham de Amézaga dans sa rubrique » Agenda Secreta « , compte-rendu de sa visite dernièrement à Montpellier au Jardin des Sens et au Domaine de Verchant.
Rendez-vous sur le blog Vogue Espana.
Nous espérons que vous lisez l’espagnol…
Rumbo al sur
Abraham – Miércoles 15 Diciembre
Salir de la congestionada ciudad. No hacen falta muchos días. Lo suficiente como para descongestionarse por dentro, recargar pilas y volver al ataque. Eso mismo hice hace poco más de una semana. De París, al sur. No a Málaga o Marrakech. Más cerca de la capital del Sena. A un lugar que también comienza por M, de Montpellier. Allí se halla la Facultad de Medicina en activo más antigua de Europa. No fue éste el motivo que me empujó a encaminarme a esos lares, sino tres objetivos: visitar a alguien a quien quiero, descubrir uno de los mejores restaurantes de Francia y conocer un fabuloso SPA, situado en un enclave un tanto paradisiaco. Equipaje ligero para pocos días. Un libro a punto de finalizar, Cada siete olas, música, chocolate negro y no pocos kilos de ilusión. Viaje en TGV. Algo más de tres horas. Antes, sin la alta velocidad, se sobrepasaban las siete. Día soleado. Llegada a la ciudad y al de pocos minutos, a Le Jardin des Sens (El Jardín de los Sentidos), ese lugar con dos estrellas Michelin que despierta primero lo visual, luego lo olfativo y más tarde lo relativo al gusto.
Se trata del restaurante insignia de los hermanos Pourcel. A Jacques, el de la izquierda de la foto, lo conocí hará algo más de dos años en Marrakech. Me lo presentó la escritora y periodista gastronómica Véronique André (¡felicidades por tu Medalla de las Artes!). Tengo el placer de descubrir su cocina. Nos recibe una cohorte de camareros. Menú degustación, que da comienzo con un par de copas Moët Chandon brut 2002. El almuerzo, regado de un redondo vino de la región, nos seduce, con exquisiteces en las que la fruta está presente, creando un efecto refrescante y una acertada combinación de sabores. Después, paseo por la ciudad, por esas calles que recorriera el bueno de Rabelais. Saludo a Caroline, directora de la boutique Hermès de la localidad –recordad, queridas lectoras, mi peregrinaje hermesil–, quien me pondrá en contacto con su nieta Diane, creadora de bolsos. Compró un par de gorras en Alfred, sombrerería con solera e historia…
Al día siguiente, una cita especial. Es con una mujer. Y lo que es más importante, me va a dar un masaje. El rendez-vous tiene lugar en el SPA del Domaine de Verchant, a alrededor de dos kilómetros del centro de Montpellier. Se trata de un complejo que incluye un pequeño hotel, varias hectáreas de terreno, donde se celebran enlaces u otro tipo de acontecimientos; y el moderno SPA, que a partir de ahora y tras el masaje relajante, figurará en mi reducida lista de preferidos. Es uno de los mejores masajes que recibo. No sé si porque la profesional ha acompañado sus movimientos al compás de mi respiración –o al revés– y porque, además, es el día de mi cumpleaños… Aquí se respira un aire puro, se regeneran los pulmones. Es para venir acompañado, sin duda, como cualquier maravilla que se precie. Mientras, en el centro, en la place de la Comédie, el mercado navideño es el protagonista. Me detengo en un puesto que vende reproducciones de placas antiguas, poco antes de montarme en ese tranvía que personalizara Christian Lacroix y perderme nuevamente por las calles de la parte antigua, para encontrar poco después el camino que me devolverá a la estación de tren, retomar el TGV y dejar atrás este lugar que durante dos días hice mío.